martes, 24 de noviembre de 2009

Reflexión: Asesinos de Sentimientos

Cada día estamos tan inmersos en nuestro propio egoísmo e individualismo que somos criminales de manera inconsciente ya que solamente nos preocupamos por nosotros mismos y no nos damos cuenta de lo que le hicimos al otro fue grave, siendo esto irremediable en la vida del otro. Siempre nos vamos haciendo daño los unos con los otros matándonos parte de lo que teníamos en nuestro más íntimo ser.
¿Cuántas veces no hemos matado los sentimientos de las demás personas? ¿En cuántas ocasiones cada uno de nosotros no ha menospreciado a las diferentes personas que nos encontramos a lo largo de la vida y dañado de esta forma su integridad humana? Todos con o sin intención alguna vez en la vida hemos asesinado los sentimientos de otros y de esta forma nos convertimos en más asesinos que aquellos que están en la cárcel por matar físicamente a una persona, porque cuando se daña psicológicamente aniquilamos a las personas por el resto de sus vidas, y la condenamos a que aquella parte que se vio dañada no reviva nunca más.
Cada una de las personas que habitamos sobre la faz de la tierra, posee sentimientos, y por lo tanto aunque quizá no se dé cuenta del daño que le han causado, su inconsciente sí lo sabe y lo guardará para ir acumulándolo y volver al que ha recibido el daño, en un ser inerte que camina por inercia.
Hoy, nos preguntamos ¿cómo es que hemos sido capaces de caminar libremente por la vida dañándonos irremediablemente a cada instante? o quizá lo que acabamos de decir anteriormente es falso, y el precio o la condena que pagamos por ser homicidas es vivir, en donde la cárcel es la vida misma. ¿Quién no ha dicho en alguna ocasión una palabra cruel a otra persona y la hemos devastado y ni siquiera nos hemos dado cuenta?
Todos alguna vez lo hemos hecho y también nos lo han hecho, por lo tanto, en la vida nos hemos asesinado los unos a los otros. Hay algunos conformistas que se consuelan diciéndose que la vida es así, pero no se han dado cuenta de que si todos pusieran de su esfuerzo personal todo sería diferente y no sería necesario ir por la vida siendo delincuentes.
Tal vez todo lo que hemos dicho hasta ahora este errado y lo que realmente hacemos es a través del daño hecho hemos enseñado a vivir a los otros, y así logramos vislumbrar que en la vida no todo es color de rosa, es decir, perfecta, porque si fuera así sería plana y monótona sin ninguna emoción de la cual levantarse y seguir peleando en este mundo donde el más fuerte sobrevive.
 
Lo que hacemos es ayudar a no quedarse estancados en una sola posición sino que les instruimos a ser capaces de sobrepasar los obstáculos que nos va poniendo la vida, esto en vez de matarlos los hace revivir y les da un aprendizaje para que continúen caminando por el sendero de la vida, reafirmando el propósito de todo ser humano, encontrar la felicidad plena.